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"Ri ni Kanau": no ir en contra de la lógica natural.

Por: Rodrigo L. Cruz


En Occidente tenemos una obsesión peligrosa con la palabra "eficiencia". Nos hemos convencido de que hacer algo bien significa hacerlo rápido, barato y en volúmenes masivos. Pero si miramos un bosque, nada de eso ocurre así. La naturaleza no tiene prisa, pero tampoco pierde el tiempo.


Existe un concepto en Japón que llevo tiempo meditando y que define con una precisión quirúrgica lo que intento explicar con la Fórmula CPR (Costo Primario Regenerativo). El término es "Ri ni kanau" (理に適う).

Literalmente, se traduce como "tener sentido" o "seguir la razón", pero su origen viene del trabajo artesanal con la madera o el jade. Significa cortar siguiendo la veta. Cuando vas a favor de la veta, la madera se abre sin esfuerzo, la herramienta no se desafila y la estructura resultante es fuerte.


Es la misma esencia que capturó Masanobu Fukuoka en su filosofía de agricultura natural. Cuando él hablaba de la "no-acción" (Mu-i), no se refería a la pereza, sino a la observación profunda para intervenir sólo lo necesario y alcanzar la máxima eficiencia en dicha intervención.


Fukuoka entendió que intentar mejorar la naturaleza con arados y químicos era una arrogancia ineficiente. Su método era puro Ri ni kanau: dejar que la naturaleza hiciera el trabajo pesado siguiendo sus propios patrones, en lugar de gastar energía luchando contra ella.

Sin embargo, hoy en día, el 90% de nuestra industria está diseñada para ir "en contra de la veta".


Como decimos aquí en México: "A fuerza, ni los zapatos entran". Eso es exactamente lo que hacemos con la industria moderna: forzamos materiales, forzamos ciclos y forzamos al ecosistema a aceptar desechos que no sabe digerir. El resultado son "callos" ambientales, contaminación y un sistema agotado.


Hemos llegado a creer que un producto está "bien hecho" si es indestructible y genera un margen de utilidad alto. Pero si ese objeto, al terminar su vida útil, se convierte en un veneno, entonces ese objeto es un error de diseño fundamental. Es un zapato forzado. No es Ri ni kanau.


El CPR como brújula del sentido común:

Aquí es donde la ingeniería moderna debe rendirse ante la biología. Un diseño verdaderamente eficiente no es el que maximiza la ganancia trimestral, sino el que maximiza la regeneración del sistema que lo sostiene.

Si aplicamos mi propuesta de la fórmula del Costo Primario Regenerativo (CPR), nos damos cuenta de que Ri ni kanau no es solo una idea poética, es una métrica de viabilidad técnica:


* La lógica industrial dice: Hazlo de polímero virgen, es barato y dura 500 años.

* La lógica del Ri (y del CPR) dice: Hazlo de un material que, al tocar el suelo húmedo, alimente a los microorganismos.


Si el proceso de fabricación, uso y desecho no regenera la base de recursos, estamos actuando sin razón.

Decir que algo es Ri ni kanau es decir que su existencia no afecta al entorno. Es diseñar una silla, una casa o un sistema monetario que fluya como el agua: buscando siempre el camino de menor resistencia para la vida, no para el capital.

Es volver a la sensatez.


Necesitamos dejar de premiar la "inteligencia" de nuestros procesos humanos y empezar a valorar la sabiduría natural. Un producto que al ser desechado se convierte en abono es un producto inteligente. Un edificio que respira es inteligente. Una economía que oxida el dinero estancado para que circule como nutrientes es inteligente.


Todo aquello que se produce bajo la fórmula CPR es, en esencia, Ri ni kanau: es lógico, es sensato y, sobre todo, es digno de existir en este planeta. Lo demás es solo ruido y fricción.


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