La recolección representa un aspecto importante de todo el proceso de transformación a que son sometidas las plantas medicinales, puesto que los errores cometidos en este aspecto tienen como efecto el producir plantas pobres en principios activos y, que por tanto, escasamente eficaces en el plano terapéutico.
Las plantas muy jóvenes contienen casi exclusivamente agua y mucílagos, mientras que los principios activos de estructura compleja tan sólo se forman más tarde.
Es durante el período de crecimiento (etapa vegetativa), cuando las transformaciones metabólicas alcanzan la máxima intensidad, y los constituyentes metabólicas alcanzan la máxima intensidad, y los constituyentes químicos de la planta se forman principalmente durante este período.
En general, el contenido en principios activos aumenta durante el crecimiento de la planta, para disminuir después de la floración, cuando las flores comienzan a secarse. De esta observación se deducen algunas reglas básicas:
Las plantas anuales se recolectan durante el período de su completo desarrollo. Las plantas bienales se recolectan durante el segundo año de vida. Las plantas polianuales o perennes se recolectan cuando no son ni demasiado jóvenes ni demasiado viejas. Las horas de la mañana constituyen el mejor momento del día para recolectar los vegetales. Los días más adecuados son los secos y poco ventosos. Una condición muy importante es la ausencia de rocío, pues las hierbas húmedas se estropean y marchitan rápidamente. Las plantas con aceites esenciales y esencias (labiadas, umbelíferas, etc.), se recolectan durante las horas de la mañana, pero cuando ya ha desaparecido el rocío y el calor del sol no es todavía demasiado fuerte (pues los aceites esenciales son volátiles).
Como ya hemos indicado, la recolección se debe efectuar con tiempo seco, ya que en general esta condición facilita el ulterior proceso de secado y conservación de la droga. Como veremos más adelante, los distintos órganos de la planta se recolectan en diferentes períodos del año, es decir, durante el período de reposo vegetativo de la planta, después de que la parte aérea se haya secado, o antes de que la planta vuelva de nuevo a vegetar.
En este período, los órganos subterráneos son más ricos en principios activos. ¿Por qué? La razón es sencilla. Al final del período vegetativo anual (otoño), y antes de la caída de las hojas, se produce una corriente migratoria de substancias químicas de los órganos subterráneos hacia las partes de nueva formación (yemas, hojas, flores), hasta el punto de que los principios activos acumulados en las raíces, rizomas, bulbos y tubérculos son movilizados hasta casi desaparecer en el período de desarrollo de las partes aéreas del vegetal.
Para los órganos subterráneos, resulta válido el siguiente esquema:
Órganos subterráneos de plantas anuales: recolección en otoño. Órganos subterráneos de plantas bienales: recolección en otoño del primer año, o durante la primavera del segundo año (Bardana). Órganos subterráneos de plantas perennes. Recolección en primavera o en otoño, generalmente después de 3-4 años de vida, cuando la raíz sea más voluminosa.
Es aconsejable recolectar los órganos subterráneos cuando el terreno está seco, evitando roturas y macas. Después de la recolección, se limpian de tierra mediante sacudidas o cepillados (no es aconsejable lavarlas). Finalmente, para favorecer el secado, se procede al corte del órgano subterráneo en pedacitos, en redondeles que después se disponen en finas capas o ensartadas en un cordel para el secado.
Los bulbos de pequeñas dimensiones se secan enteros. Las hojas se recolectan en general poco antes de la floración pero cuando ya están totalmente desarrolladas. Es conveniente recolectar tan sólo las hojas sanas, descartando las amarillentas o manchadas por los parásitos.
Los frutos secos deben recolectarse cuando han llegado a la completa madurez, mientras que las semillas de los frutos secos se recogen cuando el fruto está completamente maduro, es decir, antes de que la planta lo deje caer al suelo espontáneamente.
Las flores se recolectan cuando todavía no están completamente abiertas (flores es capullo) o durante la floración.
Las yemas se recogen al principio de su desarrollo, es decir, a finales del invierno y principios de la primavera, cuando comienzan a hincharse pero todavía no están abiertas. Los tallos (por ejemplo, Dulcamara) se recolectan durante el invierno, o en primavera antes de la germinación.
La hierba (parte aérea en flor) se recolecta antes o durante la floración, cortándose a unos 10 cm del suelo, y dejando la parte inferior, que con frecuencia es leñosa.
La corteza se recolecta de órganos (tallo, ramas, raíz) de tres o cuatro años de edad, ya que es en este caso cuando se consiguen los mejores resultados.
De esta manera aprovechamos mejor la potencia y ayuda de nuestras plantas medicinales.
SALUD!!!!!
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